Diario de una expo: 2. Montaje

Hoy las cincuenta y dos obras que van a participar en la exposición llegan al Museo. Después de muchos meses de trabajo, el proyecto empieza a hacerse realidad, a pasar del papel a las salas.

La empresa de transportes especializada que hemos contratado ha recogido las obras de casi una treintena de prestadores –museos y colecciones particulares- que, con gran generosidad y entusiasmo, colaboran con nosotros en este proyecto; y las trae al Museo en un camión, adecuadamente preparado para trasladar su valiosa carga en las mejores condiciones.

Recibimos el transporte en el muelle de carga, dentro del edificio del Museo, con las máximas medidas de seguridad. Chequeamos que se descarguen correctamente todas las cajas y las depositamos temporalmente en las salas de exposiciones. Allí es donde en los días siguientes las iremos abriendo y donde las obras permanecerán ya, desde el momento mismo de su llegada, en unas condiciones de temperatura y humedad específicas para su correcta conservación, que se mantendrán durante toda la exposición. Es ya casi medianoche. Por hoy nos vamos a descansar; mañana empezarán los días más largos del montaje, pero sin duda también los más satisfactorios, pues ya queda poco para que los visitantes puedan venir a disfrutar de nuestra exposición.

Con la empresa de transporte, nuestros restauradores, nuestros técnicos de Registro y Conservación, y los técnicos que como correo de las obras han enviado varios de los prestadores, comienza el desembalaje. Abrimos las cajas en las que las obras han viajado perfectamente protegidas y las sacamos para que los restauradores y correos puedan examinarlas. Ellos comprueban que las piezas no han sufrido ningún daño, y que su estado de conservación es el mismo que tenían cuando el prestador las entregó para su transporte. Con la información de este chequeo se cubren los Condition Report o Informes de estado, que al finalizar la exposición se utilizarán para comprobar si ha habido cambios en el estado de conservación de la obra durante ese tiempo. Puesto que algunos prestadores nos han pedido que pongamos a punto sus obras, que tienen algún problema de conservación, nuestros restauradores también hacen alguna pequeña intervención, para consolidar alguna parte de la pintura, reparar algún marco, etc.

Esta etapa de la exposición es casi como una cadena de montaje, la empresa de transportes abre las cajas, pasa la obra a los restauradores, correos y técnicos del Museo, y ellos dejan paso al equipo de montaje. Este, bajo supervisión de la comisaria, Lourdes Moreno (directora artística del Museo), cuelga las obras en su lugar y pone las cartelas que permitirá al visitante identificar las obras y a su autor, e incluso le indicará en qué número de la audioguía puede escuchar una explicación, si así lo desea.

Ya está casi todo listo, solo queda plantear la iluminación de las salas para que cada obra pueda ser apreciada en toda su riqueza técnica y en sus matices de color, y… hemos terminado. Por hoy apagamos las luces y cerramos las salas. Estamos cansados, pero satisfechos del trabajo realizado y deseando compartirlo. Santiago Rusiñol y Ramón Casas ya están preparados para mostrar sus dos visiones modernistas en el Museo Carmen Thyssen.

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