Kitty [Joan Bennett]: –¿Cuánto tiempo le lleva pintar un cuadro?
Chris Cross [Edward G. Robinson]: –Bueno, a veces un día, a veces un año. No se puede decir. Un cuadro va brotando.
Kitty: –¿Es que un cuadro puede brotar?
Chris Cross: –El sentimiento brota. Eso es lo importante, el sentimiento.
Perversidad (Fritz Lang, 1945)
5 Reflexiones para disfrutar de Modernas y Seductoras
1.- Las treinta y dos obras originales seleccionadas para la muestra se publicaron en Blanco y Negro y ABC como ilustraciones de sus diversas secciones, acompañando a historias, artículos o cuentos. Blanco y Negro fue una revista creada en 1891 por Torcuato Luca de Tena, para ello se inspiró en otras publicaciones europeas, ofreciendo una imagen de modernidad y reflejando un nuevo estilo de vida. Seguir leyendo
Un rostro en la sombra
De Francisco Iturrino (1864-1924) conocemos una decena de retratos, un puñado de fotografías, un notable corpus de pinturas y grabados, algunos (pocos) documentos personales, bastantes crónicas de época sobre su arte y, sin embargo, sigue siendo un personaje huidizo y escurridizo. Su nombre, inadvertido en la memoria colectiva durante mucho tiempo, sigue casi ausente de los relatos y testimonios vitales de la nutrida nómina de grandes artistas con los que sabemos que se relacionó, como Picasso y, sobre todo, Matisse, con quien consta una amistad de la que apenas nos han llegado unas pocas líneas en unas cartas, referencias indirectas y unos extraordinarios bodegones pintados mano a mano en Sevilla a finales de 1910. Como si quienes le acompañaron en su agitado e inquieto periplo vital hubieran decidido que Iturrino no merecía pasar a la posteridad a través de ellos, como si ellos mismos hubieran escrito por adelantado una historia en la que adivinaban que serían protagonistas y hubieran seleccionado los nombres que querían ver junto al suyo. Sigue leyendo
Cuando el jazz era francés
Este encuentro fue el inicio de una amistad y colaboración que perduraron hasta el fallecimiento del pintor en 1954. Tériade, que se convertiría en uno de los grandes editores de arte del siglo XX, incluyó sus obras en varios números de su lujosa revista Verve (1937-1960) y le publicó cuatro libros ilustrados, entre ellos Jazz, en 1947, con textos y láminas del propio artista, que exponemos en la Sala Noble del Museo hasta el próximo 13 de enero. Sigue leyendo
La empresa en el Museo Carmen Thyssen Málaga
Matisse: piedra, papel y tijera
«Dibujar con tijeras. Recortar desgarrando los colores me recuerda la talla directa de los escultores. Este libro [Jazz] ha sido concebido en ese espíritu.»
Henri Matisse
Cuando uno se propone conocer más a fondo algún artista o período creativo en particular, es frecuente verse atrapado por estereotipos históricamente aceptados y dar por buenas e irrefutables las tesis que otros han formulado. Son los lugares comunes de los que nadie escapa –ni siquiera los propios museos– para el estudio y la presentación de los artistas. En ese afán simplificador, se tiende a constreñir el trabajo del artista en compartimentos estancos y a analizar sus creaciones como meros accidentes aislados, ajenos a la contaminación de otras corrientes o a determinados aspectos de su biografía. Así, lo «comercial» es mostrar a Matisse como el maestro del color y el arabesco, de la pintura lírica y decorativa, el fundador de la vanguardia amable y la alegría de vivir. Bla, bla, bla. Sigue leyendo
El Museo Carmen Thyssen Málaga, entre los primeros de España en prácticas de transparencia y buen gobierno
“Henri Matisse. Jazz” en siete claves
2. Las imágenes de “Jazz”, de trazo sencillo y sintético, consiguen introducir al espectador en composiciones improvisadas y espontáneas. Forma y, sobre todo, color imprimen cadencia y ritmo.
3. “Jazz” cuenta con veinte ilustraciones que fueron realizadas a partir de originales de Matisse trabajados con papeles pintados con gouache. Para su ejecución, el pintor francés cambió los pinceles por las tijeras. Sigue leyendo
Siete razones para visitar “La furia del color. Francisco Iturrino (1864-1924)”
1. Francisco Iturrino protagoniza la renovación de la pintura española de finales del siglo XIX y principios del XX, entonces dominada por el academicismo conservador.
2. La exposición muestra tres aspectos fundamentales de su obra: los años de formación y la influencia de la bohemia parisina, la predilección por el color exaltado tomado del fauvismo y la pintura de madurez protagonizada por el jardín y la mujer.
3. Es un recorrido inédito que permite ver las obras de Iturrino en diálogo con las de otros doce artistas de su tiempo. Están presentes Matisse, Vlaminck, Derain, Ortiz de Zárate, Zuloaga, Anglada-Camarasa, Regoyos, Nonell, Juan de Echevarría, Ismael Smith, Vázquez Díaz y Fernando de Amárica. Sigue leyendo
Heterodoxia
«La fría exactitud no es el arte»
Delacroix
La trayectoria vital y artística de Francisco Iturrino parece estar marcada desde sus inicios por una extraña irradiación espiritual determinista, una especie de aura de disensión que le impulsa a proceder a contrapelo. Siempre en movimiento, nunca complaciente, siempre distinto y casi nunca comprendido. Y es que la libertad, en grado superlativo, y aplicada a la creación artística, muchas veces deviene en malditismo o proscripción. Actuar como un heterodoxo, salir de la zona de confort o del redil, tiene sus riesgos.
En el mismo momento en que nace Iturrino, a más de 1.000 km de distancia, en París, Édouard Manet conoce a la que será su modelo predilecta, Victorine Meurent. Comienza entonces el período más fructífero de la pintura de Manet, con cuadros en los que la modelo (y también pintora; https://fr.m.wikipedia.org/wiki/Fichier:Le_jour_des_rameaux.jpg) aparece disfrazada «a la española» y con los que trata de imponer su talento en el ámbito de la oficialidad artística. Autor de una pintura que subvierte las normas establecidas, presenta al Salón en 1863 varias de las obras de temática española y la que convertirá en epítome del escándalo esa edición: Déjeuner sur l’herbe, por muchos considerada la primera pintura verdaderamente moderna. Ese año, ante la ingente cantidad de obras rechazadas por el jurado del Salón (más de la mitad) y para evitar disturbios, Napoleón III decide crear un Salón de los Rechazados (refusés) junto al Oficial.