«Wild horses couldn’t drag me away. Wild, wild horses we’ll ride them some day.»
Rolling Stones, «Wild Horses», Sticky Fingers, 1971
Hay una frase que repite
con frecuencia el padre del pintor Henri de Toulouse-Lautrec, el conde Alphonse
de Toulouse-Lautrec-Monfa, con la que subraya la tradición caballista de su familia:
«Nosotros bautizamos inmediatamente y luego a la silla de montar». Así, cuando
en 1864 nace el primogénito de los condes, el destino del niño parece determinado
no sólo a perpetuar una estirpe de rancio abolengo sino a vivir rodeado de
caballos. Desde su bautismo, se le imponen unos nombres apropiados para ello:
Raymond, como su abuelo paterno, un nombre histórico asimilado al condado de
Toulouse desde la dinastía carolingia; Marie, en honor a la Virgen, y Henri, como
el entonces pretendiente al trono de Francia, Enrique Carlos de Borbón y
Borbón-Dos Sicilias, porque sus padres son fervientes legitimistas y apoyan el
restablecimiento de la monarquía en Francia. Para satisfacción de su familia,
el pequeño Henri es un purasangre. Sigue leyendo →